No es Sanidad para viejos

¿Qué cara se te queda cuando oyes decir a un cirujano que no merece la pena operar a una persona porque es “demasiado mayor”? ¿Cómo se te queda el cuerpo cuando te cuentan que esas palabras las vomita delante del paciente horas antes de pasar por el quirófano? ¿Qué presión deben ejercer tus dientes sobre tu lengua para evitar insultar al hombre que tiene el poder de la vida sobre la muerte en un ser querido? Pues bien, esto es real.

Los recortes en nuestra elogiada sanidad pública son evidentes y no sólo en la lamentable calidad de la comida en los hospitales, el recorte de personal o en el uso del ‘recibo sanitario solidario’ que promueve doña Esperanza Aguirre. Las afiladas cuchillas de la tijera van más allá gracias a determinados ‘profesionales’ de la medicina que hacen sentirte una escoria que afana de las arcas públicas.

Habrá muchos que lo piensen pero, para nuestra indignación, hay otros que lo escupen sin ningún tipo de remordimiento. Tan sólo espero (sí, con tilde) que al menos se lavara las manos antes de tocar a una persona que le enseñaría qué es la nobleza, la honradez e incluso la caridad. Esta persona es mi abuelo, de casi 90 años, que ha sido operado hoy con éxito pero que, según su doctor, no merecía dicha intervención porque “antes nuestros padres aguantaban sin operarse y se iban al campo sin problemas. Claro, como somos pensionistas, que lo pague la seguridad social”.

Se olvida este ‘señor’ que sus honorarios los paga mi abuelo con sus impuestos, salidos de su miserable pensión después de haber trabajado toda su puta vida de una manera que este ‘doctor’ jamás podría imaginar. Precisamente por ese ‘deslomamiento’ de sol a sol (lo que antes se llamaba así eran jornadas que empezaban al amanecer y terminaban con la puesta) es que mi abuelo sufrió la dolencia que lo llevó al hospital. Los hermanos Coen dirán ‘No es país para viejos’; yo matizo y digo que la nuestra no es Sanidad para viejos.

Leave a comment